jueves, 13 de diciembre de 2012

Nosotros.

Caí en cuenta de que he estado pensando en nosotros. Nosotros, que nos queremos tanto y después nos olvidamos de querernos. Nuestra amistad es tan torpe que no podemos actuar cuando intuímos que el otro está dolido, porque nunca lo sabemos a ciencia cierta. Pero como tenemos miedo, nos alejamos de los lugares comunes del consuelo, que siempre son un estorbo más que una consolación. Todavía me acuerdo cuando lloré frente al Nico en uno de mis primeros años y terminé más afectada por su cara de espanto al observarme caer más que por el problema mismo que me agobiaba. ¿Qué será lo que nos define? Primero diría que no sentimos encajar. Cada uno de nosotros siente que encaja tan poco, que ni siquiera encajamos entre nosotros mismos. Producto de esto, somos también cobardes, arrastramos constantemente un sentimiento de frustración y la frustración no es otro cosa que un no atreverse. Nos quejamos constantemente de que no existe nada para nosotros, nos sentimos ancianos, decepcionados, posmodernos, pero no hemos vivido nuestra propia modernidad. Estamos dolidos, dolidos porque nuestra forma de percibir el mundo es demasiado romántica. Un personaje, un libro, una banda, una forma de hacer historia. ¿Nos separan? ¿Nos unen? ¿Nos identifican? Todo y nada. Consumimos volátilmente todos estos objetos de la cultura. Y al volver a nosotros, siempre, el vacío. Nosotros mismos, no somos personajes, somos nosotros, lo indefinible. No tenemos entre nosotros a personas cuya construcción de una personalidad sea notoria. Quizás por eso la psicología nos parece ridícula. Somos experiencia, sentido, sentir, y ese sentir cuajado a través de miles de confusos pensamientos que a veces lo transforman en sentimientos. Creo que todos nosotros, al socialiar con "los otros" notamos que "los demás" se construyen a sí mismos en función de ciertos rasgos que les es preciso hacer notar o que sin darse cuenta refuerzan a menudo, muchas veces más de lo que nos es soportable. Creo que sería justo decir que lo que nos define es que somos sujetos históricos. A veces marcados por un oscuro pasado que se presenta en la forma de una cruel soledad de vez en cuando, también en ocasiones sujetos presentes, vivos y vivenciables, casi nos sorprendemos a veces de toparnos con la versión alegre o motivada de tal o cuál. Eternos hijos, nunca emancipados. Siempre volviendo a la seguridad de nuestros hogares, aunque el mío sea horrible, todavía me acomodo entre el hombro de papá y mamá. El respeto entre nosotros es una cualidad intrínseca. Sabemos que el otro puede ser o no ser, puede jugar o apartarse, puede reír o callar durante todo un carrete, puede creerse lo que quiera delante de mí, porque yo lo creo todo. Creo en nuestra amistad, en su potestad, en su rebeldía y en su apatía. Pero en su apatía sobre todo y por eso me acuerdo y escribo de nosotros. Porque siempre me entra la nostalgia antes de que el resto observe el fin. Eso me hundió meses antes de saber que mi pareja me dejaría. Quizás ni siquiera me habría dejado si mi presentimiento no hubiera sido tan fuerte. Se acaba nuestro período académico. Para algunos, ya fue. Y no nos vemos, la vida nos separa, nos etiqueta, nos ficha, nos ocupa y nos guarda en un cajón. Yo, no quiero. Ustedes tampoco. Pero no sé por qué creo que ustedes caerán y yo no. Es mi oscuro secreto. La voluntad nos separa. Mi voluntad es más grande que la suya, porque la mía es trágica. Si ustedes se escaparan al sistema, lo harían, que sé yo, por la academia. Yo anhelo la miseria. Observo como un reto la desesperación. Soy como Cassie y me pongo a pensar "Cuánto puedo esperar para hacer este examen y aún así aprobar". Y generalmente, no apruebo. Me encanta construir mi vida desde cero. Y eso me trae, como no, a otra verdad sobre mi fallida relación. Te probé, te probé demasiado. Ya habías demostrado tu amor, con sus arranques pasionales y sus limitaciones. Te conocía y te amaba. Pero seguí probándote. Hasta aplastar tu voluntad y convertirla en la mía. No, no era posible que me quisieras así que tenías que dejar de quererme y lo hiciste.

No hay comentarios: