
jueves, 29 de noviembre de 2012
Confesión.
No sé cómo deshacerme de este dolor. Lo único que se me ocurre es escribir. No lo primero, eso fue llamar a un amigo, pero no sé por qué, nunca he tenido un amigo al que llamar en estos momentos, aunque han sido pocos en la vida. ¿Estoy siendo dramática? Probablemente. El dramatismo es una de las materias de mi experticia. Lo importante es que justo antes de que dieras el golpe final a mi dignidad, había llegado a la conclusión de que la única forma de liberarme era asumir que te amo y cargar con todas las consecuencias y las ventajas sociales de transformarme en un fantasma. Soy demasiado honesta. Lo que me molesta día a día, lo que siento como una tranca, es sentir que debo esconder que sigo enamorada. ¿Cuánto se demora el olvido? Par mí se siente eterno. Es que esta persona ha destruido mi identidad por completo, La ruptura me dejó la autoestima por el suelo y necesito escurrir mi voluntad de poder para acercarme a los hiperbóreos. Y así, dicen que es bueno confesarse.
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